-Todo el tiempo necesitás expresarte.
-Me mata no hacer nada.
-¿Qué ves por la ventana de tu dormitorio?
-Las azoteas vecinas, un resto de árbol. Tengo una manía: detesto las rejas. Prefiero un ladrillo de vidrio a una ventana enrejada. Es como limpiarse y seguir cagando, ¿entendés? Eso me aterra. Prefiero un bunker con tres aires acondicionados ¡y no ventanas falsas!
-Relámpagos de pensamiento.
-Ahí va. Hay que hacer pan y hay que hacer canciones. Porque si viviera todo el tiempo haciendo poesía, música, me consumiría. Moriría rápido... Me preservo haciendo cosas que no sean las que me consumen. Además, sin consumirte no es posible crear nada. Qué sé yo, es un lindo balanceo que crea un mundo cerrado, o una pequeña cárcel iba a decir, un lugar que es el propio y te abstiene de un mundo con una dinámica de frivolidad y no frivolidad.
- A la palabra Dios, ¿la decís con mayúscula?
-Cuando era joven la escribía con minúscula, le temía. Hoy lo pongo con mayúscula porque uno más uno es Dios. Punto. Dios no es nada en particular, es una idealización que hemos aguantado insoportablemente. Creo que Dios es práctico, nos evita explicaciones.
-Luis, ¿tenés esperanza o querés tener esperanza?
-Tengo esperanza porque en ella están las únicas notas que interceptan el silencio. Cada nota es una esperanza, mientras que el silencio no posee ninguna esperanza más que la de ser una nota.
Fragmentos de la entrevista del suplemento de cultura del diario La Nación del día 28 de noviembre de 2008.
La entrevista es larga pero está muy buena para reflexionar sobre un montón de boludeces que discutimos creyendo “humildemente”, (ironía pura), que tenemos la verdad, aislándonos del otro y bloqueando nuestras amplias oportunidades de aprender.
Ojalá los motive a leerla, les guste la música del flaco o no, créanme que no tiene desperdicio, un abrazo muy grande.
Aquí les dejo el enlace para leer la entrevista completa:
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