Soy una persona que tiene serios problemas con los títulos, lo reconozco absolutamente.
Pero siempre veo que muchísimos poetas le ponen números a sus poemas, Béquer, Whitman, Artaud, Neruda, etc., etc, etc. Entonces decidí comenzar a ponerles número a aquellos que responden a un impulso sensitivo más que a sentimientos atados a ideas vanas y amplias, que se proyectan como películas de fantasía.
Aquí les dejo el quinto de esta colección que comencé. Espero que lo disfruten.
Brisa en mi corazón me refresca la mirada
Te observo bajo el cansino árbol de los recuerdos,
sin embargo, te observo.
No hay duda que tu sonrisa me moviliza.
Hace leve mi abrumadora existencia,
me sintetiza.
Tus piernas despiertan el torrente de mi pasión.
Me castigan, revitalizando el deseo de sentirme vivo.
Unifican mis sentimientos y mis necesidades.
Tu piel como un océano fértil donde me zambullo con gracia.
Ahuma mi infierno, que se abre cada vez que te oigo.
Pero ese infierno no es oscuro, no es tenebroso, no es maligno,
la lujuria conduce a otro cuerpo, puro.
Se unen dos caminos.
El deseo despierta, no comprime.
Ríos de fluidos pecaminosos se unen sin buscarlo.
Nace un ángel puro y sin mancha,
sometido desde su primer parpadeo a la esclavitud de la mirada permanente y la palabra vacía.
Sin embargo, este esclavo hace de su medio una fantasía,
hasta que la razón de su entorno lo despelleja de su pureza,
para convertirlo en una herramienta que margina.
La vida no termina, se procrea.
La verdad me gusto mucho.
ResponderEliminarY yo soy otra que tiene serios problemas con los títulos...
Estuve chusmeando un poco tu blog y me gusta lo que escribís y como lo escribís, endiviable. Te felicito.
Saludos